viernes, 22 de julio de 2011

Seguir caminando.






















Fotografía de Inés del Sol, exalumna de la escuela pública.




Se ven las estrellas también en Madrid algunas noches como esta, una más de este julio que por una vez no vino envuelto en calinas y aires africanos y sí en una agradable brisa de verano. Cuando uno mira allá arriba y ve, imagina tamaños y distancias inmensurables y cobra consciencia de lo poco que somos y significamos en este Universo infinito, inabarcable e incomprensible. Basta mirar con calma al cielo y abrir los sentidos a todo lo que nos rodea para ser conscientes de nuestra insignificancia, de nuestra pequeñez. Por eso nos unimos a los otros y buscamos constantemente el calor de su presencia, por miedo a quedarnos solos ante esa inmensidad presente, pero ignorada tan a menudo. Conviene de vez en cuando sentirse pequeño, minúsculo grano de arena en la infinitud del desierto. ¿Quién no se ha sentido así frente a un mar enfurecido, ante la misteriosa quietud de una montaña o bajo un cielo poblado de estrellas? Así me gusta pararme a pensar en las espaciosas noches de verano, cuando no me importan las horas, ni los días, ni las obligaciones. Sentirse nada, diminuto, pequeño, insustancial, para ir de nuevo comenzando el camino que me lleva a mí mismo y a los otros.


Desgasta mucho esta batalla que es la vida, por eso hay que parar a recobrar el aliento y a ordenar un poco los pensamientos. El primero, ser humilde, volver siempre a desnudarse cuando uno se creía ya para siempre protegido por cómoda y cálida vestimenta, cuando no por pompas y galas, siempre inmerecidas. Hemos de levantarnos cada día y reinventar desde lo más pequeño nuestros pasos, trazar nuevos rumbos, volver al esfuerzo de construir un sentido, acordarnos del ayer y buscar sus huellas, para que toda la ruta se nos vaya mostrando cada vez más sencilla. Ni un paso atrás, pero con el pasado escoltándonos, consejero, este sí, sabio y certero. El hombre que no recuerda, nunca puede encontrar algo verdaderamente sustancioso en su vida, solo le está permitido un merodear que, si atractivo un tiempo, deviene inevitablemente en amargor y desdicha al final del camino.


Complejo es este viaje de la vida. Toca ahora, después del verano, volver a encender la mecha de lo que un día fue vocación, pasión, destino. Han venido a ponerse en medio del camino aquellos que nunca han abierto los sentidos a la inmensidad y que, por tanto, ignoran que son, ellos también, minúsculos e insignificantes. Desconocen la humildad del que ha de ir reinventando qué hacer con su vida. Y en el hoy que despierta, cuando a uno le tocaba pensar "¿y ahora qué?" han venido a dar respuesta aquí, en medio de estas plácidas jornadas veraniegas, a la incómoda pregunta: ahora a luchar por recuperar lo que no hace tanto decidí que sería mi profesión, parte del desvelo y del sosiego de mis días.


Está hermosa hoy también la noche y descanso, porque harán falta las fuerzas cuando llegue el momento, porque no pienso ya dar ni un paso atrás, mis sueños sienten de nuevo su imparable deseo de ser realizados.

Leech.



A todos los alumnos y profesores de la escuela pública a los que he querido y que me han querido ellos también a mí.

5 comentarios:

S. dijo...

Buenas, soy de
www.aguaparachocolatte.blogspot.com
Me he cambiado el blog.
Un besito :)

Grice y Leech. dijo...

Gracias por avisar, amiga S., me gustan mucho tus blogs.

Inés del Sol.. dijo...

Javi! Qué ilusión ver ahí la foto.
No lo leí antes porque justo ese día, el 22 de julio, estaba llegando de peregrina a Santiago. Ha sido una experiencia maravillosa. Ya te contaré.

Espero que nos veamos muy pronto.

Un beso muy fuerte

"Mis sueños sienten de nuevo su imparable deseo de ser realizados".

Me alegro muchísimo :)

Eva dijo...

Llegué aqui por el pié de la foto. Ya creo que sé quien eres,el mejor. El que más luz, alegría y vitalidad ha transmitido.
Gracias por la huella dejada y por el imparable deseo de SER realizado.
Un fuerte abrazo

Grice y Leech. dijo...

Hola Inés, espero con impaciencia que me cuentes cómo ha sido para ti el camino, de momento me conformo con leer tus relatos, a ver si en septiembre quedamos y me cuentas. Y hola Eva, gracias por tus palabras, que son tan hermosas que me llevan a pensar que seguro que te estás confundiendo de persona. Espero que te sigas pasando por aquí de vez en cuando. Muchas gracias a las dos por vuestros comentarios.